Awaken your inner child: how to play with mud with a purpose

Casas de adobe. Ladrillos de barro. Bio-construcción. Vivienda ecológica. Hay quien sabe a lo que me refiero. Y hay muchos otros que, a la mención de barro, largan una carcajada mientras sacuden la cabeza y mascullan algo sobre hippies o tribus prehistóricas. En Uruguay, donde la construcción de barro y paja es lo que tradicionalmente se usó en el campo para hacer los ranchos, surgen miradas preocupadas y comentarios sobre vinchucas y taperas.

Un proceso eminentemente colaborativo

La construcción en barro es milenaria, pero hay un movimiento de vuelta a esta técnica entre arquitectos, incluso en Uruguay. Entre estos arquitectos está una amiga mía que es gran defensora de ese tipo de casas y que me viene comiendo el coco hace más de una década con los beneficios del barro: mejor aislamiento del frío, del calor y del ruido, más económico, más maleable y con mayor posibilidades creativas, duradero, seguro, agradable. Lógico entonces, que cuando ofrecieron un taller de ladrillos de barro en mi universidad en Vancouver, aproveché.

Al principio nadie estaba demasiado seguro de como mezclar
las proporciones adecuadas de barro, arena y agua.

Pero pronto agarramos el ritmo y así fue como surgió la danza del barro.
Como siempre, Fadi, que estaba de lo más renuente a ir al taller,
terminó siendo el que más se divirtió.

Cuando consideramos que la mezcla estaba pronta,
la facilitadora, Lisa, de Adobe Building, verificó
que la consistencia fuera la adecuada.

El próximo paso fue llenar los moldes de madera.
La clave está en lanzar el barro de forma de no dejar aire,
cuidando sobre todo de rellenar bien las esquinas.

Entre todos se hace más rápido.

Sacamos el molde y voilà: seis hermosos ladrillos de barro.
Los ladrillos que hicimos en esa jornada se donaron
a un proyecto comunitario de la granja de UBC.

Para terminar un hermoso y muy productivo día al sol
nada mejor que compartir unas pizzas preparadas en un horno de barro.