e sua história é um pouco fragmentada,
pois surgiu em certos períodos,
desapareceu durante séculos
e depois tornou a surgir [...].
A técnica do mosaico passa por etapas
que simbolicamente representam a desconstrução,
a busca e a construção do que vai renascer,
a confirmação desse novo conteúdo,
a libertação na nova forma criada” (Elizardo, 2007)
Maputo, la vieja Lourenço Marques, muestra las cicatrices de su historia. De una guerra de independencia que dejó edificios esqueleto cuando los arquitectos de la colonia abandonaron el país. De una guerra civil que ahuyentó gente de todas partes para apiñarse detrás de sus paredes de cemento. De la desprolijidad económica que no deja cambio para pinturas ni revoques, ni siquiera recolección de basura. De un desarrollo reciente y violento que apila cuatro-por-cuatros sobre veredas y canteros y despilfarra rascacielos donde hacen falta letrinas.
Pero Maputo, la ciudad de las acacias, de las avenidas anchas, balcón natural al mar, nació bella. Y atrás de un muro en ruinas o un portón destartalado, a la vuelta de una esquina, en un rinconcito u otro, quedan huellas de esa ciudad linda que fue y quiere volver a ser.
Y para sanar, Maputo se vuelve mosaico. Elenrose Paesante, psicoterapeuta brasileña especialista en arteterapia, nos cuenta la magia del mosaico: “Sólo se hace un mosaico con pedazos, con partes que se juntan, se pegan, se reintegran. Contribuye así,” dice “a la construcción de una nueva imagen”.
Mosaico sobre la Avenida Vladimir Lenine, hecho en junio de 2012. |
Para una mirada reciente de Maputo desde el punto de vista de una urbanista brasileña, Raquel Rolnik, ver aquí (en portugués) y para un estudio más en profundidad sobre urbanismo en Mozambique por un profesor de la UEM, Manuel Mendes de Araújo, ver aquí (también en portugués).
Todas las fotos en esta página son parte del mismo mosaico. |
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