Ni bien entramos al restaurante East India Company tuvimos un déjà vu. Nos pareció sospechosamente familiar. Pero sólo habíamos estado en Ottawa un par de días cuatro años antes... Y sin embargo, era el mismo restaurante al que una amiga nos había llevado. Deliciosas coincidencias.
La cena perfecta combinó todos los aromas y sabores del subcontinente que tanto extrañamos: curries, masalas, raita, palak paneer, papadums, chai, pakoras, samosas, daals, chutneys. La fiesta siguió con los postres: gulab jamun, kheer y algún otro que el jetlag se encargó de borrar de mi memoria.
Ganesh nos acompañó con buena música |
Un servicio estupendo con los mozos más entusiasmados que encontramos en mucho tiempo y compañía de primera.
Después de todo eso, ¿quién se acuerda de la nieve y el frío afuera?
Bienvenidos a Canadá.*
* Los canadienses provenientes de India forman un 3 a 4 % de la población (entre 1 millón y 1.200.000 aproximadamente). Muchos sikhs y punjabis llegaron y llegan a Canadá desde India por los lazos comunes de ambos países con el Reino Unido y el Commonwealth. Otros, como los indios musulmanes ismaelitas, llegaron de África del Este escapando de régimenes dictatoriales en Kenya, Tanzania y Uganda. Otros tantos llegan del Caribe o Inglaterra. En el área metropolitana de Vancouver reside el 20% de esos indios-canadienses (en Surrey, llegan a ser casi la tercera parte) y para sentirse transportado a India, basta con tomarse el ómnibus Nro. 3 hasta al pequeño centro conocido como “Punjabi Market”.
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