Un estudio danés encontró que aquellos niños que van a la escuela caminando o en bici se concentran mejor durante las clases. No es demasiado sorprendente y sin embargo, en entornos urbanos es cada vez menos común. La excusa es generalmente cuestiones de tiempo o seguridad. ¿Demasiado lejos? Sorry, la distancia no es una excusa suficiente. Si no, vean el ejemplo de Mario, un niño uruguayo que camina cada día 6 kilómetros de ida y vuelta a la escuela. ¡Eso es caminar!
Sin llegar a tales extremos, decidí empezar a cultivarles el gusto por las caminatas a mis sobrinos. Empezamos con caminatas a lo largo de la costa, que tienen la ventaja de contar con paradas para darse chapuzones y un montón de criaturas marinas para descubrir.
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